En la jornada estuvieron presentes Adela Fraschina y Alessandro Piovesana, del PCyT, Mario Fiore, titular de El Bahiense, con sus hijos Santiago y Fernando, y el responsable para América Latina de negocios sobre salud humana de BASF, Claudio Tacconi. La iniciativa fue una nueva demostración del compromiso de El Bahiense con las actividades de capacitación que lleva adelante el PCyT, en esta oportunidad potenciado por la colaboración de BASF, una de las empresas químicas más importantes del mundo.
En la introducción, Claudio Tacconi explicó que la industria de alimentos se encuentra ante un enorme y doble desafío, ya que en 2050 habrá 10.000 millones de personas a las que se tendrá que alimentar de la mejor forma posible, mientras que la superficie arable mundial solo va a crecer un 10% para ese momento. “Pero hay otro factor”, comento Tacconi, “también importa la calidad de lo que comemos. El 80% de las muertes ocurren por enfermedades no transmisibles, como cáncer, diabetes y problemas cardiovasculares. El 30% ocurre por problemas cardiovasculares, que pueden ser prevenibles a través de la dieta y del ejercicio”. El ejecutivo también resaltó que en América Latina hay 35 millones de personas con problemas de desnutrición, “pero también hay 360 millones de personas con obesidad y sobrepeso y 40% de la población tiene colesterol alto, que son predictores de enfermedades no transmisibles”. En este entorno, expresó que el papel de la industria de alimentos es muy importante, en particular las de empresas de aditivos, y resaltó que BASF es una empresa con 152 años de trayectoria, que pone la nutrición humana como centro de su estrategia.
Con respecto a la sustentabilidad, Tacconi resaltó que también tiene que ver con rentabilidad. Para una empresa privada, ganar dinero no es una vergüenza, ya que hace sustentable el esfuerzo de esa empresa que tiene una función social. “Si una empresa privada no consigue ganar dinero no puede asumir su papel en la sociedad”, resaltó. La sustentabilidad también es un enorme desafío, el ámbito público y el ámbito privado cada uno por su lado no van a tener éxito. Cuando se juntan los esfuerzos públicos y privados es cuando se consiguen los mejores resultados.
Ingredientes funcionales
Tatiana Rusev, Product Manager a cargo del portfolio de productos de nutrición humana para Latinoamérica, hizo una breve presentación de BASF, “somos la mayor empresa química del mundo, estamos presentes en diversas áreas: desde nutrición humana, nutrición animal y aditivos para aguas hasta productos plásticos”, y ofreció la visión de su empresa sobre el tema de los ingredientes saludables y su importancia para la prevención de enfermedades. Explicó los cambios en el estilo de vida y en la longevidad a lo largo de las últimas décadas, así como las modificaciones en la actividad física, en la dieta y en el ambiente. “Hasta el 50% de las personas en las Américas tienen actividad física insuficiente, estamos en promedio seis horas sentados en el trabajo y la alimentación es en su mayor parte industrializada”, graficó. Asimismo, comentó que la expectativa de vida está llegando a los 80 años, “pero de nada vale llegar a esa edad con enfermedades, nuestra visión es que no baje la calidad de vida y llegar a los 80 años con la salud que tenemos a los 30”, y continuó, “la estrategia de BASF es suministrar los nutrientes adecuados a las personas indicadas en el momento oportuno”. A continuación dio ejemplos sobre algunas de las patologías no transmisibles más frecuentes -como los problemas cardiovasculares, la enfermedad ocular relacionada con la edad y la osteoporosis- que pueden ser prevenidas a través de ingredientes funcionales, como los Omega 3 y los fitosteroles, la luteína y las vitamina D y K, respectivamente. “La suplementación con estos ingredientes es fundamental para llegar con buena salud a las ocho décadas”, enfatizó.
Asimismo, Ruzev explicó que es muy difícil llegar a consumir las cantidades adecuadas de estos nutrientes a través de la dieta, “la recomendación de EPA más DHA para adultos es de 0,5 g/día, lo que equivale a consumir 17 huevos o 100-150 g de carpa. Para fitosteroles la recomendación es 2 g/día, lo que implica consumir 800 g de aceite de soja, 2 kg de mantequilla de maní o 4 kg de harina de trigo”. Una alternativa es ingerir todos esos nutrientes a través de una o dos cápsulas por día, “pero sabemos que no a todas las personas les gusta consumir cápsulas”. La alternativa perfecta son los alimentos funcionales, cuyo mercado está creciendo más del 10% por año, comentó Ruzev, y mostró algunas novedosas alternativas: gomitas capaces de aportar Omega 3, fitosteroles, luteína o vitaminas; cápsulas masticables con DHA y caramelos con vitamina D3. También mencionó originales presentaciones de yogur con fitosteroles, omega 3 o vitaminas; milk shake con DHA, entre otras muchas alternativas presentes ya en el mercado.
Finalmente, la ejecutiva de BASF mencionó también las ventajas de los ingredientes funcionales en nutrición deportiva, “los Omega 3 disminuyen la inflamación de las articulaciones luego del ejercicio; la luteína protege la piel de los que hacen deportes al aire libre; las vitaminas D3, K y el calcio fortalecen los huesos, y la asociación de vitaminas A, B y C potencian la energía”, resaltó.
Sustentabilidad en la industria de alimentos
A continuación Martín Garro -responsable del sector de Sustentabilida d Aplicada e Innovación de la División de Nutrición & Salud de BASF para América Latina- se refirió al tema de la sustentabilidad, “no tanto a futuro, no pensando solo en el 2050, sino en cosas que están sucediendo hoy en día”, adelantó. Según Garro, la sustentabilidad es una forma de hacer las cosas que permite seguir haciéndolas en el futuro. No es un estado que se alcanza sino que es un proceso continuo. “Cualquier producto, cadena de valor o actividad puede convertirse en más sustentable a través del tiempo”, afirmó, y describió los tres pilares de la sustentabilidad: ambiental, social y económico “no podemos contemplar solo los aspectos sociales y ambientales sin tener en cuenta la rentabilidad, porque es la que permite que una empresa permanezca trabajando en el tiempo, pero tampoco una empresa puede trabajar o encarar una actividad que sea perjudicial para el ambiente o para la sociedad que la rodea”, detalló.
A continuación, Garro dio un marco de lo que está sucediendo a nivel mundial y describió la “gran aceleración” que se está dando en los indicadores ambientales y socio-económicos, que presentan un crecimiento exponencial desde 1950: crecimiento poblacional, utilización de recursos, consumo de energía, crecimiento del PBI mundial, emisiones de gases, temperatura de la atmósfera, acidificación de los océanos, entre otros muchos. “Esto nos debe preocupar ahora”, advirtió, “tenemos que asumir esta realidad y trabajar para empezar a cambiarla”. En el caso del sistema global de producción de alimentos, es uno de los grandes responsables del impacto ambiental, con el 25% de las emisiones de gases con efecto invernadero, sus actividades generan impactos directos e indirectos: aumento de temperatura, agotamiento de suelos, cambios en las precipitaciones, disminución de biodiversidad, etc., “asumir nuestra responsabilidad es el primer paso para abordar este tema de manera responsable”.
Frente a ese contexto, Garro se preguntó cómo una empresa puede empezar a trabajar en sustentabilidad, “son tantos los parámetros que hay que tener en cuenta, tantos los objetivos a cumplir, que es un desafío abrumador”. Para empezar a caminar en la dirección correcta hace falta un mapa para saber dónde estamos parados. Con ese fin BASF desarrolló el programa SET – Sustentabilidad Aplicada para gestionar el tema de sustentabilidad en cadenas de valor. “Queremos bajar el concepto de sustentabilidad a una realidad de fácil aplicación, que no necesite demasiados recursos ni una inversión exorbitante, y que genere un impacto inmediato a partir de la implementación de diferentes estudios”. Según el especialista de BASF, el objetivo de SET es crear una nueva dimensión de valor relacionada con este tema. El marketing básico indica que un producto exitoso tiene que ser deseable, con un mensaje creíble, y distinto al de la competencia. Si a esos tres conceptos se agrega el atributo de sustentable -con un mensaje de que ese producto es mejor para el futuro- se crea valor y también se contribuye al pilar económico de la actividad de la empresa. “Pero ese atributo tiene que tener un sustento analítico, con argumentos tangibles, medibles y comunicables”, explicó Garro, “por eso esta herramienta se basa en medir cuál es el impacto percibido de una cadena de valor, desde la primer materia prima hasta la disposición final del producto, y cuál es el impacto real. Qué generan esas actividades a nivel social, a nivel económico y a nivel ambiental, en el entorno en que opera la empresa, para llegar al consumidor con un mensaje creíble”.
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